La Declaración ‘Fiducia supplicans’ del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que permite impartir bendiciones a parejas en “situación irregular, esto es, a divorciados y homosexuales, continúa generando múltiples reacciones. La presión mediática ejercida desde algunos foros eclesiales ha pretendido, no solo provocar confusión, sino dar la impresión de que existe una oposición generalizada al documento pontificio y, por tanto, una enmienda total al Papa. De poco han servido las aclaraciones del prefecto Víctor Manuel Fernández, puesto que los ataques, lejos de aminorarse, arrecian sin ningún pudor ético ni moral.
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En España, un grupo de sacerdotes ha lanzado una campaña digital de firmas en contra. ‘Vida Nueva’ ha verificado que 22 sacerdotes se presentan públicamente como promotores, esto es, solo un 0,14% de los 15.669 presbíteros españoles.
Algunos de ellos ya han dado un paso atrás después de que varios pastores, con el cardenal de Madrid, José Cobo, al frente, les hayan recordado que su ‘hazaña’ quebranta la promesa de fidelidad al Santo Padre. La cruzada ha recabado 10.000 firmas, frente a los ocho millones de católicos que acuden a misa en nuestro país. Ruido mediatizado versus alcance real.