La Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa celebrarán la Pascua este 2025 al unísono. No ocurría desde el año 2014 que el calendario hiciera coincidir la fiesta de la resurrección de Cristo el mismo día. Será el domingo 20 de abril, coincidiendo con el 1.700º aniversario del Concilio de Nicea, aquel en el que todavía se mantenía la unidad de todos los cristianos y que se materializó en el Credo que profesamos.
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- A FONDO: Ecumenismo a pie de parroquia: misa católica a las nueve y ortodoxa a las diez
- OPINIÓN: El aniversario de Nicea, una oportunidad ecuménica, por Carmen Márquez
Se trata de un tiempo propicio para ahondar en el anhelo de compartir la mesa de la comunión. Pero, sobre todo, de impulsar el compromiso más que necesario en favor del ecumenismo, intentando estrechar lazos reales en aquello que une y no enredarse en cuestiones que, pudiendo ser sustanciales, enfatizan las diferencias de unos hermanos que se saben hijos de un mismo Padre. Estas discrepancias se difuminan a pie de calle y a pie de parroquia, como reflejan los testimonios de católicos y ortodoxos recogidos por ‘Vida Nueva’. Hombres y mujeres que comparten fe, vida y misión, y que encarnan ese ecumenismo de la caridad que tanto ha puesto en valor el papa Francisco en su pontificado, así como el martirial ecumenismo de la sangre.
A lo largo de su pastoreo como sucesor de Pedro, Jorge Mario Bergoglio ha llevado a cabo esfuerzos más que notables con palabras, gestos y decisiones efectivas para acortar distancias, como la reciente decisión de retomar el título de patriarca de Occidente. Lamentablemente, la guerra de Ucrania y la ideologización que ha envuelto al patriarca Kirill han roto de un plumazo cualquier puente con la ortodoxia rusa. Sin embargo, nunca como antes la cercanía entre el obispo de Roma y el patriarca de Constantinopla, Bartolomé, ha sido mayor. El vuelo de Francisco a Nicea puede estar en el aire por su enfermedad, pero el viaje que se ha iniciado hacia la unidad parece no tener retorno.
La aportación que en estos días ha realizado la Comisión Teológica Internacional a través del documento Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador es una nueva llamada para “celebrar juntos, para avanzar hacia el restablecimiento de la comunión plena entre todos los cristianos, para que el mundo crea”. Es ahí donde se retoma, una vez más, el deseo de unificar de aquí en adelante la agenda pascual como fechas que “son bastante realistas” desde un diálogo abierto”. “Más allá de la cuestión del calendario, sería deseable subrayar mejor la relación entre la Pascua y el Pesah en la teología, en las homilías y en la catequesis, para lograr una comprensión más amplia y profunda del significado de la Pascua”, añade el texto. Habrá quien piense que una fecha en el calendario es algo anecdótico. No lo es, sobre todo, cuando se trata de gritar a una sola voz que Cristo vive.