Durante los primeros meses de la pandemia, los sanitarios fueron coronados como héroes que literalmente se jugaban la vida en primera línea, exponiéndose desde su vocación de servicio. Lamentablemente, dos años después, el coronavirus sigue presente en el día a día de la ciudadanía y ese aplauso a médicos, enfermeros, celadores y demás personal del ámbito de la salud se ha desvanecido.
- PODCAST: Las víctimas de abusos, en el centro
- A FONDO: La fe, el mejor escudo de los sanitarios cuando ya no hay aplausos
- EN PRIMERA PERSONA: El antiviral de los salmos. Por Jorge Juan Fernández Sangrador
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Tal y como exponen varios profesionales a Vida Nueva, se ha traducido en agotamiento por tantas situaciones límite que se han acumulado y que hacen mella física, mental y espiritualmente.
A través del Informe FOESSA, Cáritas ha reclamado la urgencia de dotar de más recursos a un sistema público de salud estresado. En el caso de España, pasaba por ser uno de los más apreciados del planeta y, sin embargo, ha evidenciado no pocas fragilidades que repercuten en la desatención a los más vulnerables, como los dependientes o los enfermos crónicos.
Sociedad humanizada
Solo una sociedad que cuida a quien está llamado a cuidar, se puede reconocer como una sociedad humanizada. De lo contrario, tanto el sanitario como el paciente pasan a ser un número en un expediente. Su salud y su vida, también.
