Ya está en marcha la segunda vuelta del Sínodo de la Sinodalidad, que ha arrancado con una eucaristía presidida por el Papa y una vigilia penitencial previa en la que Francisco admitió que “hemos destrozado la confianza en la Iglesia por nuestros errores y pecados”. Como sucediera hace un año, esta asamblea consultiva, que busca ser una puesta a punto para la Iglesia universal, se inició realmente con un retiro previo más que iluminador.
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El predicador oficial del Sínodo, el dominico Timothy Radcliffe, resituó a los participantes para que se miren “con compasión”, no como “a los representantes de los partidos en la Iglesia, a ese horrible cardenal conservador o a esa feminista aterradora”. Lamentablemente, lejos de ser una caricatura propiciada por la opinión pública, la reflexión lanzada por Radcliffe describe el empeño de algunos por polarizar e ideologizar a la Iglesia.
Compañero de búsqueda
Frente a ello, el religioso propone contemplar al de al lado como “compañero de búsqueda”. Y buscar implica “deshacerse de resistencias, estrecheces y proyecciones mentales” para abrirse al viento fresco del Espíritu. Un consejo que va más allá de los padres y madres sinodales.