La preocupación de Francisco por la formación de los seminaristas no se desvanece ni se aparca. Es una inquietud que manifiesta cada vez que tiene oportunidad de dialogar con los futuros sacerdotes. Así se lo hizo saber a los jóvenes de Sevilla, a los que recibió en audiencia el 20 de abril, acompañados de sus formadores y con su arzobispo al frente.
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Ideologización de las nuevas generaciones
Si el Pontífice argentino volvió a verbalizar ante los estudiantes su preocupación por la ideologización latente en las nuevas generaciones de presbíteros, José Ángel Saiz Meneses también compartió después con sutileza cómo el Papa “nos ha llamado a evitar el peligro de la mundanidad espiritual que puede irse introduciendo y que, bajo formas muy correctas, en el fondo es estéril”.
Como sucedió con los seminaristas de Madrid hace tres meses y a buen seguro sucederá con los de Burgos que acudirán en estos días a Roma, queda de manifiesto que la reforma de los seminarios españoles va más allá de una mera reorganización territorial, apuntando a un problema de fondo que hay quien se resiste a abordar. Francisco, como dijo a su auditorio sevillano, simplemente quiere “sacerdotes cabales”. Simplemente.