El Papa ha promulgado el motu proprio ‘Vosotros sois la luz del mundo’, que estandariza y clarifica las medidas que toda la Iglesia universal debe adoptar para hacer frente a la lacra de los abusos sexuales. Ya no caben excusas en las que escudarse para no actuar con determinación y transparencia. Entre otras cosas, porque la norma baja a detalles tan concretos como exigir que las conferencias episcopales cuenten con un fondo para afrontar los casos, que las investigaciones locales se realicen en menos de tres meses o que se sufrague toda la asistencia a las víctimas. Todo, amén de la colaboración con la justicia civil y de la firme condena, tanto al abusador como al encubridor, y teniendo en cuenta, además, que la normativa no solo ampara a los menores, sino a los adultos vulnerables.
Sin duda alguna, este motu proprio va a exigir un esfuerzo encomiable en tanto que ha de ponerse en marcha a un año vista. Sin embargo, este protocolo sitúa a la Iglesia como la institución del planeta más comprometida contra una epidemia que se extiende por todos los rincones de la sociedad. Tolerancia cero a golpe de ley. Ojalá cunda el ejemplo.