EDITORIAL VIDA NUEVA | En una sociedad que arrincona lo trascendente, Cáritas se ha convertido en el rostro más amable de la Iglesia. Su labor cosecha elogios desde todos los sectores sociales. Pero hay un cierto temor a que Cáritas haya ido perdiendo parte de su identidad, amoldándose a los modos de una ONG civil.
Para analizarlo, ha celebrado en Roma una Asamblea General, en donde se ha abordado la renovación de estatutos, y en la que se ha nombrado un nuevo secretario general. Se busca potenciar la comunión y el control de los obispos, que se quejan de excesiva “sucursalización”.
Es de esperar que esto no afecte a la impagable tarea que viene realizando, imagen de una Iglesia samaritana que evangeliza con hechos que hablan más que las palabras.
En el nº 2.756 de Vida Nueva (del 4 al 10 de junio de 2011).
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