Gustavo Gutiérrez ha fallecido a los 96 años. América Latina se viste de luto para despedir a uno de los referentes del pensamiento y la investigación que ha marcado el devenir de la Iglesia católica universal. Padre de la Teología de la liberación, acuñó la opción preferencial por los pobres.
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Una apuesta por los ‘sin voz’ que corrió el riesgo de ser estigmatizada y condenada como si se tratara de una opción netamente ideológica o meramente filantrópica. Sin embargo, el tiempo ha permitido corroborar que sus reflexiones superan cualquier postulado político.
Volver a Jesús
Lo cierto es que, sin la lucidez y profundidad del profeta Gutiérrez, no existiría Francisco. No se trata de una afirmación superlativa ni de un elogio gratuito. El pastoreo de Jorge Mario Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires, su elección como sucesor de Pedro y su liderazgo global como el primer pontífice latinoamericano de la historia solo se entiende desde la teología del pueblo que emana de las reflexiones de un sacerdote peruano que entendió que poner a los más pequeños y vulnerables en el epicentro de la misión eclesial es simplemente retornar a la esencia del Evangelio, volver a Jesús.
