El 30 de abril, fue beatificado en Caracas el doctor José Gregorio Hernández. El reconocimiento de la santidad del “médico de los pobres” llega en un momento más que complicado para un país roto a la mitad en lo político y que agoniza por la incapacidad del régimen de Nicolás Maduro para ofrecer alternativa alguna a los venezolanos frente al abismo de la pobreza en que están sumidos, recrudecida aún más por la pandemia.
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Ante esta encrucijada, el Papa se hizo presente en el acto a través de un vídeo para hacer un llamamiento a la “unidad nacional” y a la “reconciliación”, revindicando “esa Venezuela en la que todos sepan que caben”.
Este mensaje de Francisco no hace sino respaldar el ingente esfuerzo cotidiano que la Iglesia local viene haciendo para salir al rescate de tantos que viven al límite de sus fuerzas porque no tienen nada que llevarse a la boca, además de defender los derechos aplastados por el Gobierno, buscando que estas agresiones no supongan un enfrentamiento entre los propios venezolanos. Ojalá el nuevo beato, como hizo en vida, sea capaz de sanar las heridas profundas de un país castigado, hoy por hoy, sin la libertad.
