Editorial

Jóvenes y pastoral de cercanías

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Para que el Sínodo de los Obispos de 2018 pueda afrontar la realidad de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, alejado de estereotipos, nada mejor que sean los propios jóvenes quienes dibujen un retrato de sí mismos.

Entre estos selfies, se encuentra el Informe de la Juventud promovido por la Fundación SM, que, en su novena edición, permite acercarse a unos chicos y chicas que se ven familiares, individualistas, consumistas, rebeldes y hedonistas, con cierta tendencia a la radicalización ideológica y cada vez más alejados del hecho religioso. De forma paulatina abandonan la fe, no para instalarse en el agnosticismo o el anticlericalismo, sino en el ateísmo de la indiferencia. Al igual que sucede con el de los partidos políticos o los sindicatos, el discurso de la Iglesia les resulta ajeno.



De forma simultánea al Informe de SM, se daba a conocer la macroencuesta lanzada en España por la Santa Sede para configurar el Instrumentum laboris, donde los jóvenes católicos reclaman a la Iglesia más escucha y apertura al mundo de hoy.

Resulta especialmente relevante que tanto en uno como en otro estudio, haya un concepto más que latente: la moral. Quienes han participado en los cuestionarios del Sínodo piden a la Iglesia que no sea “excesivamente moralista”, en tanto que los sociólogos que firman el Informe de SM se muestran convencidos de que los millennial se han sumergido en un “laxismo moral” que les lleva a ser más permisivos que sus padres en comportamientos como la violencia machista o en aceptar un soborno.

Tanto es así, que cabe preguntarse si esa tolerancia hacia la diversidad que enarbolan no esconde detrás cierta amoralidad del “todo vale”. Desde ahí, se constata una ausencia de referentes y educadores morales para una generación que ha optado por confiar a sus pares esta misión, antes que a sus padres o a la escuela. El término influencer que sustituye al de prescriptor, ha catapultado a jóvenes que ostentan un dudoso liderazgo virtual a través de las redes sociales.

La Iglesia está llamada a cubrir ese vacío, alejándose de ese dogmatismo que le recriminan, pero sin renunciar a proponer con claridad el mensaje del Evangelio. Y si como institución con mayúsculas no despierta interés para el grueso de la generación del banco vacío –la asistencia semanal a misa se reduce a un 6,9%–, habrá que dejarse la piel en el acompañamiento personal: ir de dos en dos por los caminos para ganarse su confianza en el diálogo y promover el encuentro con ese Jesús que conquista en el tú a tú, lo mismo a Zaqueo que a la Samaritana.

Ningún influencer puede superar al Buen Pastor. El desafío está en encaminar a la generación selfie hacia Él. Pastoral de cercanías.

A FONDO [SOLO SUSCRIPTORES]

  • Reportaje: Los jóvenes se hacen un selfie. Por Miguel Ángel Malavia
  • Opinión: Comprometidos desde 1984. Por Javier Palop Sancho, director general de Fundación SM
  • La religión se disuelve como hoja de ruta vital. Por M.Á. Malavia
  • Entrevista: Juan María González-Anleo: “Al ateísmo de hoy lo marca el desinterés”. Por M.Á. Malavia
  • Entrevista: Cardenal Lorenzo Baldisseri: “Las estructuras eclesiales deben apoyar la fe, no oprimirla”. Por Darío Menor
  • Vuelve el Presínodo para escuchar. Por D. Menor
  • Los jóvenes españoles piden una Iglesia que no sea “excesivamente moralista”. Por Rubén Cruz
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