Editorial

La asignatura pendiente no es Religión

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La elaboración del nuevo currículo de la asignatura de Religión se complica. La mano tendida de la Comisión Episcopal de Educación se ha topado con un doble juego de un Gobierno que necesita escenificar su laicismo recortando las horas lectivas, mientras elogia de puertas para dentro el esfuerzo por adaptarse a las exigencias de la nueva reforma educativa y por dar forma a los saberes básicos de los estudiantes a través de un proceso participativo de toda la comunidad educativa, inédito no solo para la Iglesia, sino para el resto de materias.



Disparos contra Roma

Con lo que quizá no contaban en el equipo liderado por el obispo Alfonso Carrasco Rouco y la teresiana Raquel Pérez es con los dardos que se lanzarían desde las sacristías. Una vez más, como está sucediendo en otros ámbitos de la vida eclesial, se dispara contra los contenidos de la asignatura, pero apuntando a Roma.

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Porque en el borrador del nuevo currículo no se rebaja ni excluye ninguno de los puntales teológicos que se impartirán en el aula, sino que se actualizan para incorporar el magisterio de Francisco en materia de Doctrina Social, ecología integral, igualdad, migraciones… Es la asignatura pendiente dentro y fuera del colegio.

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