El ‘Instrumentum laboris’ para la segunda vuelta del Sinodo de la Sinodalidad que se celebrará en octubre lanza una pregunta directa: “¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?”. Para responderla, se ha pretendido que cuestiones como el diaconado femenino se dejen en manos de las comisiones creadas para su estudio y evitar que unos y otros se enreden y enreden en los próximos meses.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- ENTREVISTA: Gloria Liliana Franco: “Tenemos que salir de las burbujas farisaicas de la superioridad”
- OPINIÓN: Adultos en la fe, por Cristina Inogés
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Con esta premisa, se ponen las bases para un discernimiento centrado en promover una verdadera colegialidad en el día a día de las comunidades, parroquias, diócesis, conventos, obras apostólicas… Este desafío plantea, al mismo tiempo, la necesidad de una rendición de cuentas constante que permita transparentar unas estructuras al servicio de los últimos y no que se sirvan de ellos.
Estas son las vías para que la sinodalidad no se convierta en una palabra hueca, sino que se llene de herramientas que traduzcan la horizontalidad bautismal y destierre cualquier tentación de abuso de poder y de conciencia. Porque la sinodalidad se construye en lo cotidiano, teniendo como referente las bienaventuranzas, que hacen del Evangelio una auditoría permanente.