Editorial

La desconexión manifiesta de los jóvenes

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La brecha entre los jóvenes de 15 a 29 años y la Iglesia es una realidad que se constata a pie de parroquia, donde no están ni se les espera. Esta percepción dominical se objetiva en el informe Jóvenes en Iberoamérica 2021, realizado por el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica promovido por la Fundación SM.



En un listado de “cosas importantes” de la vida, la religión ocupa el último lugar de 17 prioridades que encabezan la educación, la familia, el trabajo y los amigos. Es más, siete de cada diez encuestados le conceden poca o ninguna importancia al hecho religioso en su vida. Para completarlo, solo un 17% de ellos confía “bastante” o “mucho” en las instituciones confesionales.

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¿Y la Generación Z?

Nadie niega que no haya una preocupación en la Iglesia por esta desconexión manifiesta con la llamada Generación Z. Sin embargo, urge ir más allá de las buenas intenciones para llegar a ellos, dotando de recursos pastorales reales en fondo y forma, por encima de algunos experimentos de bombo y platillo que parecen priorizar las conversiones de caída de caballo y que explotan la vía emocional sin calibrar el peaje que conlleva a medio y largo plazo.

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