La última reunión del Consejo de Cardenales de este 2023, que arrancó el 4 de diciembre, ha centrado sus trabajos, entre otras cuestiones, en ahondar en la “dimensión femenina de la Iglesia”. Así lo anunció Francisco en un encuentro días antes con la Comisión Teológica Internacional, una audiencia en la que no dudó en cuestionar la escasez de mujeres en el principal organismo vaticano de investigación y pensamiento, con la consiguiente llamada a “desmasculinizar” el catolicismo.
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En estos diez años de pontificado, Jorge Mario Bergoglio ha pasado del reconocimiento verbal y los gestos, a tomar decisiones que se traducen tanto en un liderazgo real en la Curia como en la histórica participación con derecho a voto en la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad.
Las primeras
Estos pasos adelante dados por el Papa exigen ahora una capilaridad que todavía hoy escasea, lo mismo en las curias diocesanas que en las universidades eclesiásticas. Mientras estas puertas no se abren y las sillas que merecieran las ocupan otros, ellas siguen siendo las primeras a los pies de la cruz, las primeras ante el sepulcro vacío, las primeras junto al Resucitado y las primeras en liderar el servicio a los últimos.
