Vida Nueva ha tenido acceso en exclusiva al contenido de ‘Sodoma’, el libro que busca hacer tambalear los cimientos vaticanos en la apertura de la cumbre mundial sobre abusos, el próximo 21 de febrero. Con aspiraciones de investigación periodística para sacar del armario al “lobby gay” de las sacristías, lo cierto es que, tras analizar su contenido, la obra no solo exhibe un desconocimiento del engranaje eclesial, en general, y vaticano, en particular, sino que contiene un reguero de inexactitudes y medias verdades que dan rienda suelta a un relato verosímil, pero no necesariamente veraz.
La mezcla de datos reales con rumores e insinuaciones sin contrastar lo convierten en carne de ‘best seller’, que no solo mina la credibilidad de la Iglesia, sino que hace un flaco favor al colectivo cristiano LGTBI que lucha por dignificarse. Frente al extremo de dar credibilidad a todo el relato, también se halla la tentación de negar la evidencia. Ni lo uno ni lo otro. La Iglesia no es Sodoma, pero ha de admitir sin aspavientos que la homosexualidad es una realidad en sus filas que debe contemplar y reflexionar con madurez, sin caer en una caza de brujas ni dejarse llevar por envites editoriales.
