Los partidos que concurren a las elecciones generales del próximo 23 de julio han dado a conocer sus programas, con los que buscan convencer a los ciudadanos para hacerse con su respaldo en las urnas. Al analizar las propuestas de las cuatro principales formaciones con posibilidades de formar parte del Gobierno de España, desde la perspectiva del hecho religioso, de una u otra manera, la realidad es que la secularización parece haber avanzando a pasos agigantados con respecto a los comicios de 2019.
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El voto católico
El empeño de unos por mostrar su confesionalidad, para conseguir el voto católico, y el énfasis de otros por visibilizar el recurrente anticlericalismo, se han esfumado. Basta comprobar cómo PP y Vox, por ejemplo, no incluyen alusión alguna a reconfigurar el lugar de la asignatura de Religión, cuando en otros tiempos era un caballo de batalla identitario. Del otro lado, ni el PSOE ni Sumar hacen alusión alguna a la denuncia del mal llamado ‘Concordato’.
Los dardos entre unos y otros se lanzan con otras agujas envenenadas que nada tiene que ver con la Iglesia, que ha pasado de ser un arma arrojadiza a un actor fuera de escena.
