Con el asesinato a tiros de Leonor, de 45 años y madre de dos hijas, el 30 de noviembre en Guipúzcoa, son ya 43 las mujeres que han muerto en España a manos de sus parejas o exparejas durante este año. Una lacra que, lejos de reducirse, se acrecienta, sin distinguir edad o condición económica de las víctimas.
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La Comisión por una Vida Libre de Violencias contra las Mujeres de la Archidiócesis de Madrid ha publicado una guía que busca, no solo sensibilizar, sino corresponsabilizar a los católicos, a través de su párroco, para que sean capaces de detectar cualquier situación de riesgo.
Espacios privilegiados
Y es que las parroquias y demás comunidades eclesiales son espacios privilegiados para que una mujer que se sepa amenazada pueda encontrar un espacio donde denunciar y saberse protegida, un lugar que también puede y debe ejercer de familia y refugio. Por ello, resulta más que necesario formar a los sacerdotes y demás agentes de pastoral para ser cómplices de la víctima y no del agresor, y conocer los protocolos para actuar con firmeza y celeridad. No estaría de más que un material pedagógico y preventivo de este calibre fuera asumido y promovido desde el seno del Episcopado.