La movilización vecinal en la localidad leonesa de Villaquilambre contra la apertura de un centro de acogida temporal de migrantes de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios visibiliza cómo los discursos populistas, que buscan criminalizar a quienes vienen de fuera, acaban calando de una u otra manera. Si bien es cierto que, afortunadamente, se trata de un caso aislado, sí habla de un clima polarizado en lo político que acaba contagiándose a las calles.
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Sin ninguna duda
De ahí que sea digna de valorar la rápida reacción de la Diócesis de León, pastoreada por el claretiano Luis Ángel de las Heras, que ha respaldado sin fisuras el proyecto de los religiosos y se ha comprometido a continuar a pie de obra para defender los derechos de las personas migradas. Si la Iglesia no ha tenido duda alguna para salir al auxilio de aquellos que se ven obligados a abandonar su tierra, sea por el hambre o la guerra, menos aún ahora de la mano del Papa que les ha puesto en lugar prioritario de su agenda y con una exhortación pastoral de la Conferencia Episcopal recién estrenada y que no aspira a ser un mero manual de consulta, sino a hacerse compromiso, lo mismo en Melilla que en Villaquilambre.