Leer. Por el motivo inicial que sea. Pero leer. Vida Nueva despide el curso con un número monográfico de su especial mensual MásLibros con la mirada puesta en un verano que se ofrece como tiempo para meditar, para desconectar, para airearse, para iniciar nuevas aventuras… Cualquiera de estos argumentos tiene peso más que suficiente, se trata de dejarse llevar por una lectura, un hábito que siempre conlleva algo más que romper con la rutina diaria, reactivar ilusiones, promover la curiosidad, crecer…
Leer implica en sí mismo un ejercicio de contemplación, ya esté envuelto por la necesaria concentración en el estudio, ya requiera de una atención especial para adentrarse por completo en una saga determinada o exija una actitud meditativa cuando se busca orar a través de los versos de una poesía.
Todos estos silencios generados por la actividad lectora funcionan como carta de navegación por los océanos interiores de cada uno, para quien toma en sus manos los lomos de un best seller o para quien pasa con sus dedos las páginas digitales del libro electrónico, dejándose encaminar por un determinado autor a través de sus tesis, sus reflexiones, sus tramas o sus personajes.
En ese proceso de silenciamiento, Dios también se hace presente junto a cada lector. Así escribe en nuestra vida, con un estilo caligráfico tan personal como casi imperceptible. Lo hace a través de lo que otros teclean, de los sentimientos e ideas que son capaces de contagiar al que está al otro lado del papel. Instrumentos en manos de un Creador que acompaña a la humanidad en su relato cotidiano hasta encarnarse por amor.
Jesús de Nazaret es así Palabra viva, Palabra que habita entre nosotros. Y su Evangelio de la alegría se reedita en el instante en que alguien se siente interpelado por unos versículos que saben a Resurrección. Entonces, esa llamada religión de libro se transforma en una religión de vida, y vida en abundancia.
Número monográfico de Vida Nueva
Por eso, este especial MásLibros se adentra en la lectura como aquel ejercicio intransferible que configura y forja a la persona y al cristiano. Así emana en las páginas de esta revista: en la amplia variedad de los títulos presentes en el mercado editorial, tanto religioso como generalista, pero también en quienes ofrecen su testimonio como lectores o en aquellos que han visto cómo sus obras no solo han satisfecho a quienes las han leído, sino que les han cautivado y transformado.
Un libro es algo más que un compañero de viaje en período laboral o vacacional: nos edifica, pone los pilares que conforman nuestro ser y hacer, nos educa. Lo sabe bien el Grupo SM, del que forma y se siente parte Vida Nueva, precisamente en el año que cumple 80 años de andadura. Presente en diez países, tiene en la educación su misión y en la cultura, su vocación. Dos pilares que definen un proyecto evangelizador que se sabe convencido del poder transformador que tienen los libros, de su capacidad para aportar esperanza y para salvar de las tinieblas de la ignorancia tanto al que aprende las vocales como al que, al terminar una novela, se topa con interrogantes a los que responder en su día a día.
Desde esta perspectiva, el libro que uno toma entre sus manos simplemente constituye un prólogo de todo lo que está por venir en la vida. Porque el verdadero autor no es aquel que nos ha regalado sus capítulos, sino el que los acoge y reescribe en su propia biografía. Esta narración de cosecha propia siempre interpela a contribuir con algún que otro párrafo a la historia de aquellos que le rodean.
Desde ahí, la literatura ya no solo conmueve, sino que también mueve, se vuelve compromiso ineludible que invita a abandonar toda zona de confort y a esbozar un nuevo capítulo del proyecto de Dios para los hombres.