La Iniciativa Legislativa Popular con más respaldo de la historia de la democracia está en dique seco. Las 700.000 firmas presentadas en el Congreso para exigir una regularización extraordinaria de cerca de 500.000 migrantes, se les han atragantado a los grupos parlamentarios. La polarización y los discursos de brocha gorda han propiciado que el que viene de fuera sea un arma arrojadiza por un puñado de votos. Ni izquierda ni derecha quieren dar un paso al frente que les comprometa en favor de otorgar carta de ciudadanía a quienes están contribuyendo, como uno más, al desarrollo de España.
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Cuestión de Evangelio
Tras su admisión a trámite en la Cámara Baja el pasado mes de abril, el 17 de diciembre no se llegaba a un acuerdo en la ponencia de la comisión de Trabajo, Empleo Social, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y decidían posponer hasta enero su decisión, con el riesgo de que la reforma solicitada caiga en vía muerta de forma definitiva. La presión ejercida por la Iglesia en estos últimos meses, semanas y días no parece haber logrado el efecto deseado. Sin embargo, lejos de tirar la toalla, es el momento de defender la dignidad y los derechos de la persona migrante. Es cuestión de Evangelio.
