El pasado 11 de noviembre, el Papa destituyó a Joseph Strickland como obispo de la diócesis norteamericana de Tyler. El pastor tejano es conocido por su oposición frontal a Francisco en redes sociales. Ya en mayo, dio un paso sin retorno al acusarle de “socavar el depósito de la fe”, lo que equivale a tachar de hereje al sucesor de Pedro.
- BLACK FRIDAY: suscríbete a la revista Vida Nueva en papel con un 20% de descuento
- PODCAST: Agua sin vetos: bautismo sin excepciones
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Un mes después, la Santa Sede iniciaba una “investigación exhaustiva”, constatando lagunas en “aspectos de gobierno y liderazgo”. Dicho de otro modo, su rechazo al Santo Padre es tan solo la punta del iceberg. Strickland ha paseado públicamente sus ataques a este pontificado. Otros obispos en diferentes latitudes respaldan sus proclamas, pero no las verbalizan, al menos con tanta notoriedad.
Enmienda a la totalidad
Optan por un rechazo silencioso a todo lo que huela a Francisco, ya sea evitando aterrizar ‘Amoris laetitia’, ignorando la renovación formativa en los seminarios, eludiendo el Sínodo de la Sinodalidad… Por eso, este golpe papal en la mesa es un aviso para navegantes. A esos otros Strickland que, sin ir a pecho descubierto, con su resistencia latente formulan una enmienda a la totalidad al Concilio Vaticano II, a la esencia misma de la catolicidad y al Evangelio.