La espectacularización en la que ha devenido la renuncia de Xavier Novell como obispo de Solsona, después de trascender que una mujer es el motivo de su marcha, con todos los ingredientes de aderezo incluidos de origen para alimentar el interés mediático y social, no debe nublar las cuestiones que deja para la reflexión en el seno de la Iglesia española.
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Ahí está el debate recurrente de la opinión pública que emerge una vez más y que lleva a poner en tela de juicio la credibilidad de una institución en la que se ven distancias entre los mensajes que manda a la sociedad y lo que realmente vive.
De puertas para adentro, en un primer vistazo resulta inevitable cuestionarse si los minuciosos procesos de selección de obispos se realizan verdaderamente con todas las garantías, máxime teniendo en cuenta que no se trata del primer caso en el que se denota antes o después falta de madurez afectiva.
Soledad
Ahondando algo más y echando la vista atrás, cabe preguntarse sobre los procesos de discernimiento vocacionales y la formación de los seminaristas. Pero, sobre todo, sobre el acompañamiento personal y comunitario, espiritual y psicológico de los ordenados. O, en su defecto, la soledad.