Mientras el acuciante drama de los abusos sexuales alerta sobre la prioridad de la prevención, las conferencias episcopales de todo el mundo, incluida la española, abordan cómo traducir en sus países la Ratio ‘Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis’ a la formación en los seminarios. En este contexto, la ex directora del Centro de Protección de Menores de la Santa Sede, Karlijn Demasure, denuncia en Vida Nueva que, en algunos lugares, apenas se dedican dos horas y media del curso a la cuestión. Unas sesiones insignificantes, dada las dimensiones de esta lacra, por mucho que se insista en que se puede y se debe abordar de manera transversal desde el acompañamiento humano, espiritual, intelectual y pastoral.
No es poco lo que la Iglesia viene haciendo en esta materia, y cursos pioneros –como el promovido por las Carmelitas Vedruna que ha traído a Demasure a España– hablan de un cambio de paradigma. Sin embargo, según la experta en prevención, y como ya alertara hace unas semanas el jesuita Hans Zollner, no se pueden escatimar medios ni esfuerzos. Ni con las víctimas ni en prevención. Y en la formación de los futuros sacerdotes, menos aún. Nunca habrá horas suficientes.
