Los 3.168 bienes de interés cultural de la Iglesia tienen un impacto económico de 22.540 millones de euros. El monumento español más visitado es la Sagrada Familia en Barcelona. Estos datos reflejan el interés que despierta el patrimonio artístico eclesial; sin embargo, esta realidad esconde una asignatura pendiente: actualizar y potenciar los 130 museos diocesanos.
Las barreras presupuestarias no pueden ser excusa para revitalizar unos espacios con un potencial evangelizador incuestionable. Escuchar aquí los signos de los tiempos pasa por una reconversión que tenga como meta hacer realidad ese “Ven y verás” a los hombres y mujeres de hoy. Para interpelar al visitante, juega un papel fundamental contar con discurso narrativo, pedagógico y catequético creativo desde una cuidada selección de las obras. Atrás ha quedado la exposición de todos los fondos o la acumulación en vitrinas de piezas valiosas.
Los museos diocesanos están también llamados a ser Iglesia en salida al encuentro del alejado, de todo aquel que se siente seducido por la belleza, una vía que la Iglesia sabe y reconoce como clave para adentrarse en la trascendencia, el encuentro con Dios desde el arte.
