EDITORIAL VIDA NUEVA | En medio de una gran expectación, el encuentro entre Obama y Francisco, dos de los hombres más representativos de nuestro tiempo, se saldó sin respuestas públicas.
Como ocurre en cada visita de Estado, el posterior comunicado solo reflejó lo abordado de un modo genérico; en este caso, la situación de varios conflictos internacionales y las reformas migratoria y sanitaria en los EE.UU. (esta última, el gran proyecto de Obama, aunque en ciertos puntos entre en colisión con “la libertad religiosa”).
Así, lo más significativo se dio horas antes, en una misa con 500 parlamentarios italianos. En ella, el Papa demandó políticos no “alejados del pueblo”. Palabras que adquirían una relevancia especial antes de recibir al gran líder político mundial.
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En el nº 2.889 de Vida Nueva