Pedro Sánchez se ha convertido en el primer presidente de la democracia en el ejercicio de su cargo en visitar la Conferencia Episcopal Española (CEE). Fue el propio líder del Gobierno de coalición, abanderado del laicismo, quien solicitó que la primera cumbre Iglesia-Moncloa se celebrara en la sede de la CEE. Y allí se reunió con su presidente, Juan José Omella, el 24 de enero.
- PODCAST: Ministras de Francisco: laicas y catequistas
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El encuentro refleja la normalización de las relaciones entre el Ejecutivo y los obispos, cada uno desde la defensa de sus principios, pero también desde la necesidad de promover un diálogo fluido al servicio del bien común.
Es más, hay quien ve en el gesto de Sánchez un guiño al fair play demostrado por la Iglesia ante los no pocos ataques de esta legislatura: desde las leyes de educación a la eutanasia, o el tercer grado de las inmatriculaciones, del que la Iglesia no solo ha salido airosa, sino que ha corregido con elegancia a Moncloa en un ejercicio de transparencia.
El estilo Omella
El estilo Omella, con la patente liberalizada de Bergoglio, visibiliza que la Iglesia tiene más que aportar, sumar, servir –y hasta ganar– desde una cultura del encuentro, que anuncia y denuncia sin ingenuidad, que desde el frentismo, los gritos y la agitación.