La celebración de este 19 de marzo se extiende a prácticamente todo 2021, después de que Francisco proclamara el Año de San José a través de la carta apostólica Patris corde cuando se cumple el 150º aniversario desde que fuera declarado patrono de la Iglesia universal.
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A esto se une la vinculación personal del Papa con el padre de Jesús, en tanto que la misa del inicio de su pontificado tuvo lugar el 19 de marzo de 2013, además de la devoción a la imagen del santo al que le encomienda no pocas tareas.
En Corazón de padre, el esposo de María se presenta como aquel que confía plenamente en Dios, a pesar de no comprender en detalle el porqué de lo inesperado que le circunda. “Deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia”, expone el escrito.
José no es un superhéroe ni un líder de masas. No dice una sola palabra en el evangelio y apenas ocupa unas líneas. Sin embargo, su segundo plano se revela como indispensable a la hora de escribir la Historia de la Salvación, con mayúsculas, tanto al ponerse en camino hacia Belén como hacia Egipto.
Su papel resulta indispensable en la intrahistoria de un Jesús que le tiene como referente en lo cotidiano. Todo lo que no se dice de cómo era José, se deduce de cómo crece en sabiduría el hijo de Dios.
Ese José, aparentemente secundario, reivindica como protagonistas a quienes literalmente han acudido al rescate de tantos menores carentes de un hogar. A su encuentro han salido otros tantos sanjosés, que se han topado con una llamada providencial. Así les ha sucedido a Valentín y Aurelio, dos sacerdotes que, sin renunciar a su celibato, han respondido a una realidad desafiante convirtiéndose en padres.
Ejercer la paternidad
Así les sucede a muchos misioneros y misioneras, que son la única familia de tantos chavales sin nombre ni apellidos. Y, por supuesto, a quienes han dado el paso a la adopción o la acogida, o a tantos viudos que han tirado para delante con una casa que, de un día para otro, se quedó sin un pilar.
Estos hombres, santos de la puerta de al lado, interpelan a cualquiera para abrazar el desconcierto y no huir de puntillas, una actitud vital que se vuelve de plena actualidad con una pandemia que nos ha abocado a un contexto imprevisible, cargado de confusión, miedo, enfermedad, desempleo, pobreza…
Frente a actitudes de derrotismo, negación o rechazo, el cristiano está llamado a ejercer la paternidad ante todas esas situaciones de orfandad y de intemperie que hablan de quienes se ven solos, sin ninguna protección, en una situación de vulnerabilidad, con la misma indefensión de un recién nacido. Eso es ser san José aquí y ahora.