La Santa Sede no da tregua en su lucha contra los abusos sexuales. Justo un año después de la histórica cumbre que reunió a los presidentes de todas las conferencias episcopales del planeta en torno al Papa. Que se haya superado una crisis mediática, no implica que el problema pueda darse, ni mucho menos, por zanjado.
Precisamente es ahora, sin el foco encima, cuando toca sembrar sobre seguro para no dejar fleco suelto alguno en relación a un pasado cargado de errores, reconciliarse con cada víctima en el presente y aplicar las medidas de prevención de futuro.
Con este objetivo, y tal y como desvela Vida Nueva, Doctrina de la Fe ha enviado a México a Charles Scicluna y a Jordi Bertomeu, para una misión especial de supervisión y acompañamiento, como sucediera en Chile.
No con ánimo intervencionista, sino para trabajar codo con codo tanto con el Episcopado como con el Regnum Christie. Este viaje coincide con el toque del nuncio Bernardito Auza a las diócesis españolas para que pongan en marcha todos los protocolos y comisiones necesarios para “terminar vivamente esta sensible actuación en todo el territorio nacional”. No cabe demorarlo más.
