EDITORIAL VIDA NUEVA | Si algo muestra nuestra miseria como sociedad es el trato que estamos ofreciendo a los migrantes que vinieron a nuestra tierra, tras un largo camino, buscando una vida mejor.
Y es que Europa, que se llama democrática y se dice de los Derechos Humanos, esa Europa que va dando lecciones por todo el mundo, es la misma que cierra fronteras con alambradas, retira tarjetas sanitarias o encierra en lugares peores que las cárceles, los CIE, a personas que solo han cometido una falta administrativa.
Es la misma Europa, la misma España, que dice estar a favor del desarrollo de los pueblos y que recorta las ínfimas partidas destinadas a la cooperación, olvidando que los procesos migratorios no se resuelven con el control y con la indiferencia. Parece mentira que hayamos sido, y seguimos siéndolo, un pueblo emigrante y que hayamos sufrido alguna vez ese trato injusto e innecesario que hoy damos.
En el nº 2.877 de Vida Nueva. Del 4 al 17 de enero de 2014
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