La reunión mantenida el 25 de marzo entre las asociaciones de víctimas de abusos, la Conferencia Episcopal Española (CEE) y la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) está llamada a marcar un antes y un después en materia de justicia restaurativa.
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Si bien es cierto que desde hace tiempo se ha producido un cambio de actitud y toma de decisiones en el seno eclesial, como así lo refleja el plan integral de reparación que están esbozando los obispos, la realidad es que esta hoja de ruta se ha dibujado sin contar explícitamente con las organizaciones que representan a las víctimas.
Diálogo abierto
No se les ha dado voz en ninguno de los órganos del Episcopado –Ejecutiva, Permanente o Plenaria– ni ha trascendido que hayan sido parte activa en ninguno de los equipos de trabajo creados a tal efecto. De ahí la relevancia de esta ‘cumbre’ en la que, lejos de ser un mero encuentro institucional, las asociaciones arrancaron algunos compromisos, como la financiación de las terapias y un trato personalizado. Si la cita se convierte en un punto de partida para generar un equipo de trabajo, supondrá un punto de inflexión real. Dejar en dique seco este diálogo abierto puede tener efectos letales.
