El Camino Neocatecumenal ha celebrado su fructífero medio siglo de vida con un encuentro en Roma en el que han participado unas 120.000 personas de los 134 países en donde está presente. El Papa participó en esta conmemoración reconociendo cómo este joven carisma es “un gran don de Dios para la Iglesia de nuestro tiempo”.
En sus palabras, Francisco demostró conocer a fondo tanto las potencialidades de esta realidad eclesial nacida en España de la mano del laico Kiko Argüello, como los desafíos a los que se enfrenta en su labor evangelizadora. Desde ahí, el Papa argentino instó al Camino a avanzar “juntos, sin aislarse y sin imponer el propio sentido de la marcha, como Iglesia, con los pastores y con todos los hermanos, sin fugas hacia adelante y sin quejarse de quien tiene el paso más lento”.
Una vez más, Francisco propone una sinodalidad que solo es factible desde la comunión, entendida como algo más que la suma de compartimentos estancos –diócesis, congregaciones y movimientos– para propiciar una integración en la que prima la riqueza en la diversidad, desde un respeto a la pluralidad que debe cuidarse especialmente a pie de calle, en el día a día de las parroquias.