El obispo de Bilbao, Joseba Segura, presidió el 24 de marzo una vigilia de oración con y por las víctimas de abusos. Se trata de una iniciativa inédita en la Iglesia española, puesto que hasta ahora ninguna catedral de nuestro país ha acogido una celebración convocada ex profeso, no solo para entonar un mea culpa, sino para que toda la comunidad creyente se sienta implicada con sus plegarias ante esta lacra.
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El hecho de que no hubiera una protesta en el exterior, el testimonio de uno de los niños vejados y el abrazo entre la víctima y el obispo hablan de una convocatoria que no buscaba ser ni un mero gesto ni un golpe de efecto. A la vista está que esta vigilia forma parte de un decidido proceso de reconciliación integral que ha puesto a los más vulnerables en el centro sin titubeo alguno.
Un hecho sin difusión
Cinco años después de la cumbre global convocada por el Papa y de la publicación de la reforma canónica ‘Vos estis lux mundi’, ratificada y reforzada en estos días, el acto de Bilbao es un hecho aislado, como la Jornada de Oración por las Víctimas fijada por el Episcopado, que lamentablemente continúa vacía de contenido y sin ningún tipo de difusión y, por tanto, de sensibilización.