Editorial

Vacunarse del negacionismo eclesial

Compartir

Hace unos meses, el carmelita descalzo Abel de Jesús acuñó el término teoplanista para referirse a aquellos que habían configurado una única propuesta válida y uniforme de concebir a Dios y a la Iglesia en la actualidad. Partía del concepto terraplanista para subrayar esta cerrazón que, amén de cuestionar la autoridad de Francisco y sus propuestas de reforma, no reconocen el cambio climático y se suman además a las teorías conspiratorias negacionistas sobre el coronavirus.



El pasado 23 de diciembre, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, ponía coto a los antivacunas en el Vaticano a través de un decreto que conlleva la suspensión de empleo y sueldo a todos los que sirven en la Curia, sean clérigos o laicos, que no hayan recibido la pauta completa de inmunización. Esta iniciativa se une a la obligatoriedad del pasaporte COVID para acceder al puesto de trabajo o participar en las visitas ad limina.

Vacunas Scaled

Hasta la fecha, ni la Conferencia Episcopal Española ni las diócesis parecen haber adoptado medida alguna al respecto, al menos públicamente, mientras comienzan a aflorar algún que otro teoplanista entre el clero. Mirar a Roma nunca está de más para frenar estos brotes.