El grito del ‘Instrumentum laboris’ de la segunda sesión del Sínodo: todos a rendir cuentas

Transparencia, rendición de cuentas y evaluación. Estas son tres de las claves del ‘Instrumentum laboris’ para la II Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria, que se celebrará en octubre y que ha sido publicado hoy por la Secretaría General.



Como deja claro el documento, “una Iglesia sinodal necesita una cultura y una práctica de la transparencia y la rendición de cuentas, indispensables para promover la confianza mutua necesaria para caminar juntos y ejercer la corresponsabilidad en la misión común”.

Por eso, “en la Iglesia, el ejercicio de la rendición de cuentas no responde en primer lugar a exigencias de carácter social y organizativo. Su fundamento se encuentra más bien en la naturaleza de la Iglesia como misterio de comunión”.

Según se explica, “la exigencia de transparencia y rendición de cuentas en la Iglesia y por parte de la Iglesia se ha impuesto a raíz de la pérdida de credibilidad debida a los escándalos financieros y, sobre todo, a los abusos sexuales y de otro tipo a menores y personas vulnerables”.

Y añaden: “La falta de transparencia y de rendición de cuentas alimenta el clericalismo, que se basa en el supuesto implícito de que los ministros ordenados no tienen que rendir cuentas a nadie por el ejercicio de la autoridad que se les ha conferido”.

Una Iglesia acogedora… y transparente

El ‘Instrumentum laboris’ señala que “si la Iglesia sinodal quiere ser acogedora, la rendición de cuentas y la transparencia deben estar en el centro de su acción a todos los niveles y no solo a nivel de autoridad. Sin embargo, quienes ocupan puestos de autoridad tienen una mayor responsabilidad a este respecto”.

Además, el texto añade que “la transparencia y la rendición de cuentas no se limitan al ámbito de los abusos sexuales y financieros. También deben referirse a los planes pastorales, a los métodos de evangelización y a las modalidades con que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana, por ejemplo, en lo que respecta a las condiciones de trabajo en sus instituciones”.

Según el documento, “si bien la práctica de la rendición de cuentas a los superiores se ha conservado a lo largo de los siglos, debe recuperarse la dimensión de la rendición de cuentas de la autoridad ante la comunidad. La transparencia debe ser una característica del ejercicio de la autoridad en la Iglesia”.

Como pone de manifiesto el documento, “hoy en día parecen necesarias estructuras y formas de evaluar periódicamente el modo en que se ejercen las responsabilidades ministeriales de todo tipo. La evaluación, entendida en un sentido no moralista, permite a los ministros realizar los ajustes oportunos y favorece su crecimiento y su capacidad de prestar un mejor servicio”.

La Secretaría General del Sínodo concluye este bloque sobre rendición de cuentas, transparencia y evaluación invitando a garantizar los siguientes aspectos:

  • Un funcionamiento eficaz de los Consejos de Asuntos Económicos.
  • La participación efectiva del Pueblo de Dios, en particular de los miembros más competentes, en la planificación pastoral y económica.
  • La elaboración y publicación (accesibilidad efectiva) de un balance financiero anual, en la medida de lo posible certificado por auditores externos, que haga transparente la gestión de los bienes y de los recursos financieros de la Iglesia y de sus instituciones.
  • Un informe anual sobre el rendimiento y desarrollo de la misión, que incluya una ilustración de las iniciativas emprendidas en materia de safeguarding (protección de menores y personas vulnerables) y la promoción del acceso de las mujeres a puestos de autoridad y su participación en los procesos de toma de decisiones.
  • Procedimientos de evaluación periódica del rendimiento y desarrollo de todos los ministerios y cargos de la Iglesia. Una vez más, se trata de un punto de gran importancia y urgencia para la credibilidad del proceso sinodal y su puesta en práctica.
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