El Papa ha recibido hoy en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los peregrinos que han llegado a Roma desde El Salvador en acción de gracias por la beatificación de los mártires Rutilio Grande García, Cosme Spessotto, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio.
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“Los mártires, todos lo sabemos, son ‘un don gratuito del Señor’, como afirmaba el beato Cosme Spessotto”, ha dicho el Papa. “Es el más precioso don que puede dar Dios a la Iglesia, pues en ellos se actualiza ese ‘amor más grande’ que Jesús nos mostró en la cruz”, ha señalado. Así, la sangre de los mártires “se une a la del Salvador no solo en virtud de la imitación del discípulo a su maestro, o del siervo a su Señor, sino de una forma de unión mística, que los Padres han ved representado en las gotas de sangre que cubrieron el cuerpo de Jesús en Getsemaní”.
De esta manera, el Papa ha recordado que “el primer fruto de la muerte de estos beatos fue el restablecimiento de la unidad en la Iglesia” de su país. “Este hecho fue destacado por san Óscar Romero en la misa exequial de su padre Rutilio Grande, 14 de marzo de 1977, cuando escribe emocionado como ‘el clero se apiña con su obispo’, asumiendo que es en ese testimonio de unidad que los fieles entienden que hay una iluminación de la fe que nos está liderando, una motivación del amor”.
Marcaron el camino
Durante la audiencia, además, el Papa ha reconocido que ha seguido “muy de cerca” la vida de estos mártires. “Es una devoción personal: a la entrada de mi estudio tengo un pequeño cuadrito con un pedazo del alba ensangrentada de san Óscar Romero y una catequesis chiquitita de Rutilio Grande, para acordarme de lo que hacer siempre que hay injusticias por las que hay que luchar”, ha dicho. “Ellos marcaron el camino”.
Y es que, como ha señalado el Papa, “nuestras realidades no son las de aquel tiempo, pero la llamada al compromiso, a la fidelidad, a poner la fe en Dios y el amor al hermano en primer lugar, es intemporal, porque es evangelio vivo que no se aprende de los libros”.
“En estos momentos en los que estamos llamados a reflexionar sobre la sinodalidad de la Iglesia”, ha señalado, “tenemos en estos mártires el mejor ejemplo de este ‘caminar juntos’, pues el padre Grande fue martirizado mientras caminaba hacia su pueblo”. “Eso es lo que cada uno de ustedes, obispos, sacerdotes y agentes pastorales, piden hoy al Señor, ser como ese sacerdote —Rutilio— con sus campesinos —los beatos Manuel y Nelson—, siempre de camino hacia su pueblo para identificarse con ellos”.