El Papa ‘reparte ubicaína’ a los soberbios: Dios solo hay uno

Francisco continúa en la plaza de San Pedro su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes durante la audiencia general de los miércoles aunque evita leer su reflexión debido a su resfriado

El Papa ‘reparte ubicaína’ a los soberbios: Dios solo hay uno

El papa Francisco ha continuado hoy su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes durante la audiencia general de los miércoles centrándose en la soberbia. Aunque no ha sido él quien ha leído su reflexión, debido a que todavía está resfriado, según ha dicho él mismo.



Pierluigi Giroli, padre rosminiano de la Secretaría de Estado ha tomado los mandos para resaltar que Jesús mismo menciona este vicio como uno de los males que provienen del corazón del hombre”.

“La persona soberbia se considera superior a los demás y desea que todos reconozcan sus méritos. Podemos decir que en su interior se esconde la pretensión de querer ser como Dios, tal como vemos en el pecado de Adán y Eva, que nos relata el libro del Génesis”, ha señalado.

Según sus palabras, “este vicio destruye la fraternidad, porque el soberbio no se relaciona con los demás en un plano de igualdad, sino que los trata como inferiores y emite juicios en contra de ellos”.

“En el Evangelio -ha continuado- también encontramos ejemplos de personas así, presuntuosas y seguras de sí mismas —como Pedro, que creía que nunca negaría al Maestro—; a esas personas Jesús las medica con el remedio de la humildad. Esto nos enseña que la salvación no está en nuestras propias manos, sino que es un don gratuito que Dios nos quiere regalar”.

Por tanto, “queridos hermanos y hermanas, aprovechemos esta Cuaresma para luchar contra nuestra soberbia”, ha aseverado en palabras del Pontífice.

“Oremos por la paz”

En los saludos, ya Jorge Mario Bergoglio ha tomado la palabra. Dirigiéndose a los peregrinos de lengua española, ha pedido a María que “nos ayude a proclamar con nuestra vida el ‘Magníficat’, para poder ser testigos de la alegría del Evangelio con humildad y sencillez de corazón”.

Antes de despedirse, ha renovado “una vez más, hermanos y hermanas, mi invitación a orar por las poblaciones que sufren el horror de la guerra en Ucrania y Tierra Santa, así como en otras partes del mundo”. Y ha subrayado: Oremos por la paz, pidamos al Señor el don de la paz”.

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