El Sínodo se queda sin apellidos (en ‘Praedicate Evangelium’)

Francisco se refiere en la nueva constitución apostólica al organismo obviando el apelativo “de los obispos”

El Sínodo se queda sin apellidos (en ‘Praedicate Evangelium’)

La reforma (ocho años después) ya está aquí. ‘Praedicate Evangelium’ descentraliza la Curia –ya no está solo al servicio del Papa, sino de toda la Iglesia– y la laicaliza, en tanto que centra en el bautismo el verdadero poder. Y es que, según se reconoce en la nueva constitución apostólica, cualquier bautizado, hombre o mujer, podrá presidir un dicasterio, pese a que hay algunos, como el del Clero, que sigue teniendo más sentido que esté capitaneado por un clérigo; pero no así el de Laicos, por ejemplo.



Más allá de estas grandes reformas con el cuño de Jorge Mario Bergoglio, entre los 250 artículos y 11 capítulos se cita a la Secretaría General del Sínodo, pese a que no es un órgano de la Curia romana propiamente dicho y su funcionamiento obedece a la vigente constitución apostólica ‘Episcopalis communio’ sobre el Sínodo de los Obispos, promulgada por el propio Francisco en 2018.

“Las Instituciones Curiales colaboran, según sus respectivas competencias específicas, en la actividad de la Secretaría General del Sínodo, según lo dispuesto en la legislación específica del Sínodo mismo, que colabora efectivamente con el Romano Pontífice, según los métodos establecidos por el mismo o por establecerse, en asuntos de mayor importancia, para el bien de toda la Iglesia”. Así reza textualmente el artículo 33. Y, en las dos veces en las que se cita al Sínodo, desaparece el apellido “de los Obispos”.

Seguir creciendo en sinodalidad

Teniendo en cuenta que la ‘Pastor Bonus’ promulgada por Juan Pablo II en 1988 ha estado en vigor 34 años hasta la publicación de esta ‘Praedicate Evangelium’ que pone fin a la constitución apostólica de Karol Wojtyla, es de suponer que el nuevo texto tenga una vida de, al menos, cinco lustros. Durante estos próximos años, el Sínodo puede seguir creciendo precisamente en sinodalidad, sobre todo, a tenor de la actual Asamblea Sinodal ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’.

La sinodalidad atraviesa la nueva constitución, pues en el artículo 4, el Pontífice ya reconoce que “esta vida de comunión da a la Iglesia el rostro de la sinodalidad; es decir, una Iglesia de escucha mutua ‘donde todos tienen algo que aprender. Pueblo fiel, colegio episcopal, Obispo de Roma: unos a la escucha de los otros, y todos a la escucha del Espíritu Santo, Espíritu de verdad (cf. Jn 14,17), para saber lo que Él dice a las Iglesias (cf. Rev 2, 7)’ (Discurso del papa Francisco con motivo de la conmemoración de los 50 años del Sínodo de los Obispos, 17 octubre 2015). Se trata de la misión de la Iglesia, de esa comunión que es para la misión y es ella misma misionera”. Por tanto, la Iglesia avanza para ser más del Pueblo. Y más de Dios.

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