La Iglesia en México a empresarios ante el coronavirus: “Estamos en la misma barca, y nadie se salva solo”

La Iglesia en México a empresarios ante el coronavirus: “Estamos en la misma barca, y nadie se

Ante la emergencia sanitaria que se vive en el país, y que comienza a generar despidos de la clase trabajadora, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo este lunes un llamado a los empresarios, mujeres y hombres de negocios, a hacer todo lo posible por mantener el empleo de sus trabajadores.



A través de un comunicado firmado por su presidente, Rogelio Cabrera López, los obispos de México pidieron, no sólo a los empleadores, sino a toda persona de buena voluntad, no tener miedo al desprendimiento por amor a los demás, “que para nosotros los hombres de fe, es sinónimo de amor a Dios”.

El también arzobispo de Monterrey recordó que, desde la óptica cristiana, todo lo material que alguno pudiera tener acumulado en su granero debe estar al servicio de los demás. “Es necesario entender que ni millones de granos ni uno solo de ellos acumulado inútilmente en el granero llenará tu corazón de felicidad verdadera”.

A los empresarios católicos, en particular, les pidió tomar conciencia de que, como miembros de una familia divina, son responsables de sus hermanos, por lo que Dios espera de ellos que tomen el camino de la verdad, la justicia, el servicio, la entrega, la solidaridad, la subsidiariedad, la creatividad fraternal y la sinodalidad. “Esto mostrará que hemos entendido el llamado de Cristo en la Cruz a favor de los necesitados y vulnerables”.

Pidamos ayuda tocando puertas

Por otra parte, ante el incremento del robo a centros comerciales en diferentes estados del país, el arzobispo Rogelio Cabrera también se dirigió a la población: “todos nosotros, por más necesitados que estemos, recordemos que estamos llamados a vivir honestamente”. Advirtió que todo robo o acto de rapiña impide que se superen las crisis, haciendo más profundo el abismo y volviéndolo más difícil de superar. “Es mejor aprender a pedir ayuda y tocar puertas, que añadir otro mal al mundo: si alguien tiene necesidad pida ayuda a su comunidad, nadie organice ni participe de la maldad”.

Para el arzobispo, esta pandemia ha dejado al descubierto la vulnerabilidad del ser humano, sus descuidos, pecados y disfraces. “Necesitamos los dones que Dios ha puesto y cultivado en cada uno de los seres humanos que formamos esta sociedad para poder superar, con la ayuda de la gracia divina, tanto los embates de la epidemia del Covid- 19 como el gran desafío de la economía y el desaliento de muchas personas y familias que ya están sufriendo por el miedo a la enfermedad y a la muerte”.

El presidente de la CEM exhortó al pueblo de México a confiar en Dios, que sabe actuar en el momento oportuno. “Estamos en la misma barca –dijo– nadie se salva solo, en esta barca está también Cristo, quien no se desentiende de la situación de peligro, sino que espera de nosotros, como discípulos llenos de humildad, una respuesta de fe adecuada al momento que estamos viviendo”.

“Que, en este momento histórico, ninguna mente se nuble, ningún corazón se endurezca, ningún espíritu se apoque. Tenemos que aceptar el desafío del tiempo presente y tomarlo como reto bien estudiado para luego transformarlo en una meta de esperanza y alegría, iluminados por el Espíritu Santo. La Iglesia Católica no tiene ni dicta recetas técnicas para la sociedad, sólo pone al servicio de todos lo aprendido en Cristo, Camino, Verdad y Vida. De Él hemos aprendido que ‘con Dios, la vida nunca muere’. Demos entonces, luz y esperanza a nuestro pueblo, hagámoslo juntos, hagámoslo bien”.

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