Entre las medidas que ha traído la pandemia a los templos está el vaciamiento de las pilas de agua bendita. Ahora, gracias a una patente española, llegan a las parroquias de Nuestra Señora de la Paz, en Madrid, y de San Antonio, en la urbanización de La Navata en Galapagar, los primeros dispensadores de agua bendita que evitan el riesgo de contagio por coronavirus.
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Sin riesgo de contagio
Este nuevo dispensador automático evita que los fieles entren en contacto con ninguna superficie susceptible de contaminarse con el virus. “Gracias a un dispensador automático, cada fiel recibe directamente en sus manos el agua bendita necesaria para santiguarse sin necesidad de que su piel entre en contacto con ninguna superficie, minimizando así el riesgo de contagio”, explican los fabricantes, la empresa AquaSanctus, en un comunicado.
La idea surgió de grupo de emprendedores españoles que querían que los fieles pudieran seguir recibiendo este sacramental con toda la seguridad posible. Estos dispensadores ya se han instalado en lugares emblemáticos como la del Santuario de Nuestra Señora del Rosario la Virgen de Fátima, en Portugal, y en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia. También están en la Catedral de Valencia, la Basílica de la Virgen de los Desamparados, así como en parroquias de Toledo, Cuenca, Alicante o Castellón antes de llegar a la Comunidad de Madrid.