Laudato si’ también es una cooperativa

Laudato si’ también es una cooperativa

Ana Esmeralda es mexicana. Durante diez años estuvo trabajando como empleada doméstica en una casa donde era víctima de maltratos. A pesar de las vejaciones, de los salarios mínimos y del trato injusto que le profirieron, no podía dejar el trabajo porque  era la única fuente de ingresos para sostener a su familia. Pero hoy la vida de esta mujer es diferente gracias a la Cooperativa Laudato si’, un plan integral e integrador de los Hijos de la Caridad en el distrito de Iztapalapa.



En México la pandemia ha dejado los mayores niveles de pobreza en los últimos seis años. Se han perdido numerosos empleos, mucha gente vive al día con trabajos precarios o informales, por lo que existe gran inestabilidad económica para las familias. A eso se suma el alto nivel de marginación en la colonia Lomas de la Estancia, donde se encuentra el noviciado de los Hijos de la Caridad. Por eso, decidieron apostar por propuestas que dieran a las personas más vulnerables la oportunidad de tener trabajos dignos.

Su idea cobró forma a la luz de la encíclica Laudato si’, en la que Francisco nos invita al cuidado de la Casa común. Así nació esta iniciativa, un espacio donde tienen cabida cinco proyectos productivos para ayudar a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad: madres solteras, viudas, personas con escasos recursos, familias numerosas y que viven hacinadas, desempleados, jóvenes que han abandonado los estudios excluidos, adictos, víctimas de violencia, entre otros.

El padre Antonio Cano, Hijo de la Caridad español, acompaña esta realidad incipiente. Tal y como relata a Vida Nueva, el primer proyecto es el de higienización y medicina tradicional. “Con la pandemia, los novicios y yo empezamos a fabricar gel antibacterial o hidroalcohólico. Al comercializarlo como una fuente de ingresos para la comunidad, vimos que podríamos tener una entrada de dinero estable y que generaría trabajo para la gente. Así surgió el primer proyecto de productos de higienización”. Ahora, además, se elaboran y venden productos de medicina tradicional, algo “importante en México, pero poco conocido por la gran mayoría”.

Proyectos, productos y empleo

Laudato si’ no es una empresa al uso, sino, más bien, una asociación que ha encontrado sede y casa en el noviciado donde vive y es formador el padre Cano. “Es uno de los pocos espacios verdes de la colonia”, sobre un jardín que sorprende por su belleza. “Pensamos que nos podía ayudar a hacer esta cooperativa donde también intentamos utilizar todos los recursos y espacios”.

Ejemplo de ello es la cocina abierta, en la que decidieron dar vida al segundo proyecto: Los Pirules. En este restaurante, Vania y otras mujeres de la colonia elaboran un menú completo para dar a la comunidad una alimentación equilibrada, variada y saludable a un precio justo. También ofrecen servicios para eventos y comida para llevar.

A día de hoy, unas 25 personas están involucradas en la cooperativa y reciben un salario por su labor. Entre ellas, encontramos las manos que multiplican los panes. La generosidad de quienes hicieron donaciones para las familias que vieron agravarse su situación a causa del COVID-19, ha permitido sacar adelante la panadería ‘Los 5 Panes’. Este tercer proyecto ha generado más de diez empleos entre quienes elaboran el pan y los que se dedican a la venta.

Tienda solidaria

La Cooperativa Laudato si’, en este vecindario de las periferias de la Ciudad de México, apuesta por el desarrollo humano integral y el compromiso con la sociedad, una vía para promover el trabajo comunitario y el sentido grupal con el esfuerzo de todos y poniendo en ello el corazón. Así lo han hecho en la tienda solidaria cuyo nombre, Yolotl –en náhuatl–, significa eso: corazón.

El padre Antonio explica que este cuarto proyecto emergió ya incluso antes de la pandemia. Un grupo de personas se unió para comprar mercancía a granel y más económica, y venderla después en la tienda a un precio asequible para la comunidad. Allí pueden adquirir, a mitad de precio, también ropa, zapatos, juguetes y otros artículos que les llegan a través de donaciones. Los beneficios se destinan a cubrir la despensa que se entrega a las familias más vulnerables.

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