Una obra de Norbert Lohfink (Cuaderno Bíblico 140, Verbo Divino, 2008). La recensión es de Pedro Ignacio Fraile Yécora.
“Escucha, Israel”. Comentarios del Deuteronomio
Autor: Norbert Lohfink
Editorial: Verbo Divino
Ciudad: Estella
Páginas: 68
(Pedro Ignacio Fraile Yécora) El libro del Deuteronomio aparece y desaparece como el Guadiana. M. Noth ocupó el centro de los estudios bíblicos con su hipótesis acerca del Tetrateuco y de la Historia Deuteronomista, de la que el Deuteronomio sería la cabeza, el prólogo teológico, la clave interpretativa de todo lo que seguía. Posteriormente, el Deuteronomio ocupó un segundo lugar en la investigación, sobre todo a raíz de que la Alianza pasó por unos años de oscuridad en las perspectivas bíblicas y teológicas. Curiosamente, en 2008 se vuelve a reeditar un antiguo trabajo de Norbert Lohfink cuya primera edición alemana data de 1965.
¿Qué ha pasado para que los Cuadernos Bíblicos reediten ‘en buena parte’ esta obra? Decimos ‘en buena parte’, porque el editor nos advierte de que el prólogo y el epílogo han sido preparados en la actualidad por el jesuita J.M. Carrière, profesor de exégesis en París, en conformidad con el autor, el año 2007. Pero mientras que prólogo y epílogo son una puesta al día de los estudios y conclusiones sobre el Deuteronomio, los cuatro capítulos centrales del librito respetan escrupulosamente la obra de su autor, el prestigioso exegeta católico N. Lohfink.
Para él hay un “gran mandamiento” que se formula en el libro del Deuteronomio y que se va actualizando a lo largo de los siglos. Ese “gran mandamiento” es el servicio exclusivo a YHWH. El Deuteronomio recoge no sólo cuatro formulaciones distintas y progresivas de este “gran mandamiento”, sino que, además, nos da la razón de por qué debemos ponerlo en práctica. Según Lohfink, los capítulos del Deuteronomio en los que los encontramos no reflejan su composición histórica; por eso los reorganiza con otros criterios. La forma más antigua de este “gran mandamiento” la encontramos en Dt 10,12-11,17. El Shema (Dt 6, 4-25) presupone la existencia del texto anterior. Por su parte, Dt 8, 1-20 contiene una paráfrasis del Shema, de forma que tiene que ser necesariamente posterior. Por último, Dt 4, 1-40, aun siendo el primero en el texto canónico, es el más temprano en el tiempo, siendo fruto de la “Obra deuteronomista”.
Tres verbos
El contenido fundamental de este “gran mandamiento” se articula en torno a tres verbos que sintetizan las relaciones del creyente con Dios: ‘temer’, ‘amar’ y ‘servir’: “Y ahora Israel, ¿qué es lo que YHWH espera de ti? Solamente esperas que temas a YHWH siguiendo todos tus caminos; amando y sirviendo a YHWH con todo tu corazón” (Dt 10, 12-13).
Una observación y una aclaración. La observación es que los traductores del cuaderno repiten con insistencia la expresión “Carta de la Alianza” para referirse a los capítulos 5-28, o primer discurso de Moisés, siguiendo la propuesta de Lohfink. Desconozco el original alemán, pero ¿no sería mejor traducirlo por “Documento de la Alianza”, ya que se argumenta que sería el texto desarrollado de la primitiva forma encontrada por Josías en el Templo (622 a.C.)? Lohfink habla de que la relación con Dios se concebía en su origen como un “contrato”, de ahí que se ponga por escrito; posteriormente, pasó al culto, donde se leía solemnemente y, tras épocas de ruptura, se renovaba igualmente de forma solemne. En este contexto de “contrato” que se lee de forma ritual, considero que sería mejor traducir por “Documento” que traducir “carta”.
La aclaración es que Lohfink insiste en la relación de Dios con su pueblo usando el verbo ‘temer’, verbo que hoy ha caído en descrédito y desuso en la relación religiosa. Es interesante esta recuperación positiva de este verbo (unido a ‘amar’ y ‘servir’). ¿Se han fijado ustedes que en muchas traducciones españolas actuales de la Biblia se evita este verbo, y en cambio se traduce por ‘honrar’ o ‘respetar’? ¿Es lo mismo el ‘temor del Señor’ que el ‘honrar o respetar al Señor’? Doy la bienvenida a esta recuperación por parte del exegeta alemán.
La obra, aun siendo pequeña, no es de fácil lectura, pues se trata de un texto para estudiosos e iniciados, pero es muy útil porque recupera un estudio fundamental para los lectores de lengua castellana. Sin duda, una buena noticia para todos los que quieren introducirse cada vez más en el siempre difícil mundo del Pentateuco.
En el nº 2.640 de Vida Nueva.