Autor de ‘Creo. Aunque sea absurdo, o quizá por eso’ (Diëresis)
JOSÉ LUIS CELADA | Doctor en Filosofía, licenciado en Humanidades, diplomado en Ciencias Religiosas… Fiel al consejo de su admirado Kant (“Atrévete a pensar”), Antonio Fornés (L’Hospitalet de Llobregat, 1968) nos brindó 10 ideas básicas para saber pensar en Las preguntas son respuestas (2009); más tarde, con Reiníciate (2011), nos invitaba a resetear, a volver a empezar, para cambiar nuestras vidas. Ahora son Dios y la fe los protagonistas de su último libro: Creo. Aunque sea absurdo, o quizá por eso (Diëresis, Barcelona, 2016, 114 pp.). Son cuestiones indisolublemente unidas a “la pregunta por el sentido” de la vida.
PREGUNTA.- Nietzsche mató a Dios. ¿La modernidad lo ha enterrado definitivamente?
RESPUESTA.- Nietzsche, de un lado, constató una realidad: la eliminación de la idea de Dios en nuestra sociedad; y, de otro, señaló que este hecho tiene graves consecuencias. Advierte que no puede acabarse con la idea de Dios y seguir como si nada hubiera pasado, que es la pretensión de nuestra modernidad, pues sin trascendencia que fundamente y dé sentido, se hace difícil construir cualquier moral o escala de valores, ya que todo se reduce a puro utilitarismo. Por ello, en La Gaya Ciencia describe a un presunto loco que a plena luz del día busca a Dios y acusa a los hombres de haberle matado gritando: ¿cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte?
P.- Dice en su libro que la mayoría de nuestros jóvenes no es que no crean en Dios, sino que ni se plantean la cuestión. ¿Es una consecuencia de la cultura dominante o de la herencia que les estamos dejando?
R.- La sociedad actual estigmatiza al creyente como si fuera alguien del pasado o un ignorante, lo que es totalmente absurdo. El falso cientifismo lo ha invadido todo y, lamentablemente –como escribió el filósofo Luc Ferry–, para la mayoría de nuestra juventud, la vida interior tiende a reducirse a la de sus molestias gástricas.
P.- ¿Es más fácil hoy ser ateo que creyente?
R.- Ser auténticamente ateo es muy duro. Significa admitir que la existencia es un absurdo sin sentido y que nuestra vida es fruto de un mero azar estadístico, que estamos solos, sin posibilidad de consuelo, y que nuestro sufrimiento tendrá como único premio la tenebrosa carcajada de la nada. Pero hay muy pocos ateos de verdad, Occidente ha abandonado al Dios de nuestros padres para reemplazarlo por los dioses menores y mezquinos de la modernidad: el fútbol, el nacionalismo, la tecnología…
P.- ¿En qué dios cree Antonio Fornés?
R.- La respuesta es sencilla: creo en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. El Dios de vivos y no de muertos que se encarnó en Jesús para redimir a la humanidad.
P.- ¿Cómo contribuye el testimonio de la Iglesia actual a la búsqueda del Dios del Evangelio?
R.- Es una cuestión difícil, pues criticar es siempre más fácil que construir. Pero es evidente que los católicos estamos fracasando en nuestra labor. Especialmente en Occidente, nuestras iglesias se vacían año tras año, nuestro testimonio pierde peso, tendemos a convertirnos en un vestigio del pasado. Necesitamos cambiar esta dinámica y, por tanto, cambiar nuestra manera de hacer y de predicar. Haciendo lo mismo que hasta ahora conseguiremos los mismos malos resultados.
Para creyentes o no
Asegura Antonio Fornés que su último libro se dirige “a todo el mundo, creyentes o no”, porque sus páginas nos muestran que, “más allá de nuestra decisión última, no podemos obviar la pregunta por Dios, indisolublemente unida a la pregunta por el sentido”. “No podemos limitar nuestra existencia a lo puramente material –insiste el filósofo catalán–, la realidad va más allá, y el mundo de lo espiritual, de lo poético, de los sentimientos debe ocupar un papel en nuestra vida si queremos que esta tenga algún sentido y sea plenamente humana”.
Publicado en el número 3.004 de Vida Nueva. Ver sumario