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EL LIBRO DEL MES: Con o sin Dios. Cuarenta cartas cruzadas


Una obra de Francesc Torralba y Vicenç Villatoro (Fragmenta, 2012). La recensión es de Antoni Nello

Con o sin Dios. Cuarenta cartas cruzadas, Francesc Torralba y Vicenç Villatoro, Fragmenta

Con o sin Dios. Cuarenta cartas cruzadas

Autores: Francesc Torralba y Vicenç Villatoro

Editorial: Fragmenta, 2012

Ciudad: Barcelona

Páginas: 384

ANTONI NELLO | El epistolario entre Francesc Torralba y Vicenç Villatoro no es un género nuevo: un creyente y un agnóstico dialogan sobre grandes cuestiones de la vida, cuestiones últimas o penúltimas, como les propone el editor en su invitación al diálogo, siempre con la temática de la fe, su presencia o su ausencia, o su nostalgia, en el trasfondo.

Es de sobras conocido el famoso epistolario entre el cardenal Martini y el semiólogo Umberto Eco sobre “lo que creen los que no creen”, o el más reciente diálogo entre el periodista Michel Cool y el cardenal de París, André Vingt-Trois, a propósito de “la libertad en la fe”, entre otros. Y, sin embargo, es un género que tiene interés siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones. Y aquí se cumplen plenamente.

La primera condición es que los personajes tengan interés. O dicho de otra manera, menos elegante, que tengan algo que decir que supere la vulgaridad y banalidad de tantas y tantas opiniones que se difunden continuamente en la difusa red comunicativa que nos envuelve.

Los itinerarios intelectuales e institucionales de ambos autores garantizan el cumplimiento de esta exigencia. No por azar Torralba ha sido nombrado asesor del Consejo Pontificio de la Cultura, mientras Villatoro accedía a la dirección del Institut Ramon Llull. Filósofo y teólogo el primero, periodista y escritor el segundo, ambos de prestigio reconocido, tienen cosas que decir que vale la pena escuchar.

La segunda condición es su credibilidad. Por la sinceridad que muestran los dos interlocutores a lo largo de su diálogo: no se trata de enmascarar las diferencias, sino de explicarlas. Y por el respeto y la escucha mutuos que se respira: se trata de entender y aceptar los posicionamientos del otro.

Esta condición se cumple y constituye un ejercicio ejemplar y necesario en esta España nuestra, de voceríos y excesivas descalificaciones de quienes no piensan como nosotros, simplemente porque no piensan como nosotros. Una España que necesita urgentemente espacios donde “sentarnos y conversar”.

Temas cruciales

Una tercera condición es la voluntad de no zanjar los temas cruciales, aun cuando sea necesario negociar los escenarios de la convivencia también a propósito de la vivencia diferenciada de estos temas existencialmente intensos: la vida y la muerte, el papel de lo religioso en la esfera pública, la posibilidad de una ética sin Dios y –en cualquier caso– la necesidad de una ética civil, la posibilidad de transmitir valores a través de la familia y de la escuela en una sociedad que se quiere abierta y plural, las condiciones para construir la plaza pública, el espacio de todos y para todos en el encuentro de todos.

Porque, a mi entender, la grandeza de este epistolario estriba en la humildad mostrada por ambos autores. Así, los dos se confiesan buscadores de la verdad, no sus poseedores, y, en palabras de Villatoro, sitúan su relación intelectual no en la dialéctica del hemisferio creyente versus el hemisferio no creyente, como podría parecer en una percepción superficial, sino en un mismo hemisferio, el de los inquietos, el de quienes se hacen preguntas, versus aquel otro hemisferio, lejano y prácticamente inaccesible, de quienes se hallan cómodamente instalados en sus certezas y respuesta consolatorias.

En este sentido, puedo entender que se sienta defraudado el lector que espere respuestas, argumentaciones profundas y resoluciones definitivas. No así el que sienta curiosidad y acepte sugerencias, como quien recibe el regalo de una guía para el propio caminar: este se sentirá acompañado y animado, porque camina en la misma dirección.

En el nº 2.821 de Vida Nueva.

Actualizado
25/10/2012 | 17:04
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