Esta obra de José María Avendaño (Narcea, 2009) es recensionada por Juan Rubio.
Dios viene a nuestro encuentro
Autor: José María Avendaño
Editorial: Narcea
Ciudad: Madrid
Páginas: 176
(Juan Rubio) El sacerdote José María Avendaño Perea saca a la luz un nuevo libro, y lo hace en su ‘casa’ editorial, Narcea, lugar en el que ya aparecieron Huellas de Dios en las afueras de la ciudad, Apuntes de vida y esperanza y La Hermosura de lo pequeño. En PPC publicó en 2007 un trabajo sobre Fernando Urbina, “un teólogo por descubrir” -como él mismo lo llama-, titulado Mística en el espesor de la vida.
Ahora, su nuevo libro es una bocanada de aire fresco. Sus páginas rezuman esperanza y se ofrecen para una lectura detenida y relajada. El autor tiene especial sensibilidad para detectar lo pequeño y ahí encontrar la grandeza. No es bueno leerlo de un tirón; hay que leerlo como esa lluvia primaveral que cae y cala. Así son los trabajos que aquí recoge en varios apartados: “Dios en el espesor de la vida”, “La luz de Dios en la noche del Espíritu” y “Dios en la oración de cada día”. Algunos de estos escritos vieron la luz en las páginas de Vida Nueva, en donde es colaborador. Late aquí el corazón de pastor, la experiencia en el ministerio, la caridad pastoral y ese ritmo acompasado de quien se sabe receptor de un don, el sacerdocio, y responsable de una tarea, la evangelización.
Estilo cuidado, directo; un estilo ágil y refrescante. Dice el autor que “estas palabras han sido escritas con temor y temblor, desde la vida de este sacerdote que, en medio de la fragilidad y la debilidad, quiere vivir su ministerio como auténtico servicio que brota desde el amor a Dios y la Iglesia, con la urgencia de colaborar en hacer presente el Reino de Dios sin huir del mundo”.
Cotidiano y esperanzado
Si me preguntan las razones por las que recomiendo Dios viene a nuestro encuentro, las puedo resumir en dos. En primer lugar, porque son temas normales, diarios, de los que suceden a los hombres y mujeres de Iglesia a cada instante. En segundo lugar, porque cada palabra irradia una profunda esperanza. Estamos necesitados de ese hálito esperanzado. La Iglesia, a la que el autor demuestra amar apasionadamente, necesita de ese aire que él nos transmite en estas páginas. En el prólogo, el obispo de Getafe, Joaquín María López de Andújar, de quien es estrecho colaborador como Vicario General de la diócesis, nos presenta la obra como un libro con muchos nombres propios, porque habla de experiencias reales. La cotidianidad, pues, es el común denominador de esta nueva entrega evangelizadora de José María Avendaño a sus lectores.
En el nº 2.651 de Vida Nueva.