Un libro de Alberto J. Lleonart (BAC). La recensión es de Francisco J. Castro Miramontes.
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El Camino de Santiago y Europa. Contexto histórico y raíces cristianas
Autor: Alberto J. Lleonart Ansélem
Editorial: BAC
Páginas: 176
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(Francisco J. Castro Miramontes) En 1982, Juan Pablo II visitaba la Catedral de Santiago de Compostela para venerar los restos del Apóstol que, según la tradición –urdida en diversas leyendas y que cuajó en documentos históricos y, sobre todo, en la necesidad de creer y seguir el rastro evangélico– reposan en este locus santo desde el siglo I. El famoso sepulcro fue redescubierto en el siglo IX, merced a la mirada contemplativa de un avezado ermitaño (Payo o Pelayo) que, en medio de la noche, supo divisar un juego de estrellas revelador de un secreto escondido en el corazón de un bosque (el monte Libredón). Y fue entonces cuando el “Papa peregrino” lanzó un reto a la vetusta Europa para que despertase de su letargo y volviese a andar los caminos de su propia historia, con raíces ancladas en la honda tradición cristiana que cuajó por estas tierras ya en los primeros siglos de nuestra era.
Y nada mejor que una buena lectura para recuperar esta memoria cristiana del continente que luego supo llevar la Buena Noticia evangélica hasta otros confines, más allá incluso del extenso océano; y más en este Año Santo Compostelano 2010, en el que se nos invita a remover los cimientos de nuestra fe para volver a ser peregrinos y peregrinas de la vida, siempre en disposición de construir la civilización del amor, y –entonces sí– lograr establecer la civitas Dei, fundamentada en el amor, la justicia y el bien común.
Y esta lectura ilustrativa y bien documentada nos la ofrece la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) de la mano de Alberto J. Lleonart Amsélem, gran conocedor de cuestiones históricas y jurídicas en su faceta de doctor en Derecho, diplomado en Derecho Internacional, investigador científico de carrera en el CSIC y profesor en la Universidad Complutense de Madrid. A través de este libro, el autor aborda la realidad y fenómeno de las peregrinaciones, sobre todo en el momento de su mayor auge e influencia, en el marco del Medioevo, y cómo el fenómeno jacobeo inspiró, articuló, dio forma, al menos inicial, a lo que luego se vino a llamar Europa, conjunto de pueblos diferentes pero que comparten una historia similar y que han puesto en el Camino de Santiago la mirada, ayer, y también, de modo renovado y peculiar, en nuestros días.
Para profundizar más y poder adquirir una perspectiva histórica, el autor diversifica su ensayo en una serie de capítulos que abordan la realidad de la peregrinación jacobea en esa época, abordando así cuestiones de gran relieve histórico como son: la Reconquista cristiana de la Península, la influencia del monacato (Cluny y Císter), el arte del Camino (en particular el románico, que tanto floreció en el entorno del Camino, y las llamadas iglesias “de peregrinación”), el albor de Europa, la idea de comunidad europea en el propio Camino, así como la relación entre el derecho, la música y el fenómeno jacobeo, para concluir con un breve epílogo que sobreabunda y reafirma la idea central de la obra: que Europa bien pudo haber nacido caminando hacia el Campus Stellae, en el finis terrae occidental del mundo entonces conocido.
Obviamente, la obra aborda también la figura insigne de quien dio lugar a todo este fenómeno que perdura hasta hoy: Santiago Zebedeo, discípulo de Jesús (y, según los relatos evangélicos, de los más cercanos), apodado junto a su hermano Juan como boanerges (hijos del trueno). Ni la ciudad de Santiago, ni el Camino (o mejor, los distintos caminos hacia Santiago), serían lo que son sin la figura de este galileo que pasó a la historia por seguir la estela del Maestro de Nazaret y entregar su vida por la causa del Evangelio, siendo el primer miembro del colegio apostólico que probó el cáliz del martirio.
En el nº 2.717 de Vida Nueva.