Una obra de Rosa María Belda y José Carlos Bermejo (PPC). La recensión es de Luis Fernando Crespo
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Título: Cartas desde los márgenes
Autores: Rosa María Belda y José Carlos Bermejo
Editorial: PPC, 2012
Ciudad: Madrid
Páginas: 192
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LUIS FERNANDO CRESPO | Habitualmente no nos llegan cartas desde los márgenes. La verdad es que ya no llegan cartas de ningún sitio. Por eso, recibir un libro con este título suscita todo tipo de expectativas, que no se van a ver defraudadas. Por una parte, devuelve al lector a algo que hasta hace poco constituía la manera de comunicarse con personas lejanas, como las que pueblan los capítulos de tan singular obra. Por otra, nos sitúa ante un género, el epistolar, que permite el contacto directo, la confidencia, la cercanía.
Este libro puede considerarse como una misiva inesperada, que trae confidencias que transformarán. Será el lector el que, al entrar en su contenido, decida cuánto se quiere dejar afectar por él.
Los autores viven inmersos en el mundo de la exclusión social. Desde este lugar nos escriben, en la correspondencia que se intercambian, historias de dolor y de sufrimiento, historias reales, historias bien documentadas de nuestro mundo actual. La crisis global tiene rostros locales, que se hacen correspondencia, que nos piden corresponder tras una lectura que se convierte en un acto ético.
Rosa María Belda y José Carlos Bermejo nos hacen transitar por lugares llenos de olvido y abandono y nos piden una lectura atenta, que compromete, que nos incluye. Nos proponen ser tocados en el fondo y la forma por esas personas que constituyen las historias que se ponen ante nuestros ojos.
Pero no nos dejan hundidos en el pozo de la miseria, infierno al que conviene descender para despertar la tantas veces anquilosada conciencia social de nuestro gueto de bienestar, sino que la fuerza de su propia experiencia da a las páginas del libro una carga de esperanza y de fe en el ser humano. Como señala Luis Aranguren en su prólogo, “los caminos de humanización de nuestro mundo solo pueden partir del contacto real con las formas de inhumanidad que existen y que no deberíamos soportar”.
Lectura creyente
Estas Cartas desde los márgenes, además de abrirnos, tras su lectura, a la esperanza como virtud teologal, nos permiten ejercitar la fe. De una manera natural, encontramos una lectura creyente que se esconde detrás de cada una de las historias que aquí se presentan. De un Jesús que es compasión de Dios en medio de la humanidad inhumana, que es salvación para aquellos que viven en tinieblas y en sombras de muerte, en los márgenes de nuestra sociedad.
La autora nos lo indica: el acompañamiento en el sufrimiento, dentro de diferentes contextos, permite ir creciendo como personas y aproximarnos más al proyecto que Dios quiere para nosotros. En este Año de la fe, es bueno ejercitarnos en poner en el que está enfermo y es tratado injustamente, en el que sufre el maltrato y el abuso en su infancia, en el que tiene un trabajo precario, en el que sufre y genera las espirales de violencia, en la que es violada, en el drogadicto, en el preso, el rostro de Jesús.
Hace falta mirar la realidad en profundidad y comprender. No basta el conocimiento de los contenidos de la fe, es necesario abrir nuestro corazón e ir más allá. Es la actitud que han procurado mantener los autores y la que sueñan para sus lectores.
A lo largo de todo el libro, encontramos claves que nos permiten adentrarnos y comprender el mundo de la exclusión: 1) cada uno de nosotros forma parte del abismo de injusticia, ha de transformarme y crear accesos; 2) estos accesos deben ser creativos, siendo los protagonistas las propias personas excluidas: escucharles con hondura y sin escudo, dispuestos a ser heridos, es un camino; 3) hay esperanza: la exclusión social es un abismo, una brecha, pero no es un sin futuro.
Los autores, con sus cartas, dialogan entre sí. También con el lector. Que, tras la lectura, reconoce que ha crecido en realidad, en humanización.
En el nº 2.837 de Vida Nueva.