Una obra de George Augustin (ed.) (Sal Terrae, 2012). La recensión es de Martín Gelabert Ballester
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El problema de Dios, hoy
Autor: George Augustin (ed.)
Editorial: Sal Terrae, 2012
Ciudad: Santander
Páginas: 200
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MARTÍN GELABERT BALLESTER | El problema de Dios es la pregunta fundamental de la teología, pero también de la totalidad de la existencia humana. Si esta convicción de los autores de este libro es cierta, entonces la idea de Dios une entre sí no solo a los hombres que se formulan preguntas religiosas, sino también a los no creyentes y a los ateos que, de algún modo, perfilan su identidad como enfrentada a Dios.
De todos modos, esta forma de entender el ateísmo está marcada por una impronta religiosa, porque aunque el término “ateo” lleve en sí el concepto de “teos” (Dios), hoy muchos considerados ateos no se entienden a sí mismos “contra” nadie, sino a favor de un humanismo sin ninguna otra referencia.
Hecha esta observación, no es menos cierto que la idea de Dios puede ofrecer un lugar de diálogo con todas las personas de buena voluntad, siempre que los creyentes seamos conscientes de la problematicidad de Dios y, en consecuencia, nuestro discurso sea respetuoso y dialógicamente comprensible.
Esta sería, en líneas generales, la pretensión de fondo de este libro. Precisamente porque son varios los autores y una la línea de fondo (con la excepción del capítulo redactado por Thomas Söding, dedicado al tema paulino de la justificación), hay coincidencias temáticas (el pluralismo cultural y religioso, Jesucristo y su reino, el Dios Trinitario), aunque tratadas desde perspectivas distintas. Los lectores españoles se sorprenderán de que en un libro de autores alemanes aparezca una referencia a la comprensión de la religión del señor Rodríguez Zapatero (p. 62).
La primera aportación corre a cargo del cardenal Walter Kasper (que, por cierto, es citado en bastantes ocasiones por los otros autores). Presenta al Dios de Jesucristo como único, pero no excluyente, y como portador de un mensaje liberador, y plantea una pregunta importante: ¿es la fe o la incredulidad la que conduce a un mejor conocimiento de la realidad?
El cardenal Kurt Koch se refiere al pluralismo religioso y la dictadura del relativismo, que llevaría a cuestionar la dignidad humana. “Sin Dios no se puede ser hombre auténtico”, dice citando a Alfred Delp.
El capítulo a cargo de monseñor Gerhard Ludwig Müller trata sobre la experiencia de Dios en nuestro tiempo y es de tipo pastoral. En el capítulo cuarto, el cardenal Karl Lehmann reflexiona sobre el término “Dios” y sobre el término “misterio”, antes de tratar del misterio de Dios, misterio que permanece cuando Dios se revela y también en la escatología, que hay que concebir como un descubrimiento nunca acabado de Dios. Ya he notado que, en el capítulo quinto, Thomas Söding se ocupa del tema de la justificación.
El último capítulo, el más amplio, corre a cargo del editor y coordinador del libro, George Augustin. Comienza con unas consideraciones sobre el objeto y la tarea de la teología; se refiere a Dios como la realidad que todo lo determina; si así no fuera, el concepto de Dios no tendría sentido.
Este Dios, determinante de todo, es un problema; por tanto, de cara al diálogo con los no creyentes, debe presentarse a modo de hipótesis. Este Dios determinante de todo, pero no inmediatamente experimentable, se ha revelado en Jesucristo como “poder del futuro”. El futuro de Dios es unificador de toda la realidad, tanto o más que el común origen de todo en Dios.
Su aportación acaba con unas consideraciones sobre el Dios revelado en Jesús y sobre la unidad del Dios trinitario. La unidad de Dios, dice el autor, debe pensarse a partir de las recíprocas relaciones del Padre, del Hijo y del Espíritu. No hay una esencia previa o ajena a la relación.
La lectura de algunos capítulos requiere de conocimientos teológicos previos. En todo caso, la obra ofrece aportaciones útiles que enriquecen la reflexión sobre la fe y la comprensión del misterio de Dios.
En el nº 2.807 de Vida Nueva.