En ‘El revés de la trama’ una obra de Benjamin Black (Alfaguara, 2014). La recensión es de Javier Morales.
–
Título: La rubia de ojos negros
Autor: Benjamin Black (pseudónimo de John Banville)
Editorial: Alfaguara, 2014
Ciudad: Madrid
Páginas: 336
–
JAVIER MORALES | En la introducción a sus cuentos completos, alude el narrador norteamericano John Cheever a que la mayoría de ellos están escritos en una época (finales de los años 30, 40 y 50) en la que los hombres llevaban sombrero. John Banville (Wexford, Irlanda, 1945), uno de los estilistas más brillantes de la lengua inglesa y candidato al Premio Nobel, se ha colocado el sombrero de su alter ego literario, Benjamin Black, para revivir a Philip Marlowe, el legendario detective creado por Raymond Chandler.
Como Benjamin Black, el autor irlandés es autor de varias novelas negras ambientadas en el Dublín de los años 50 y protagonizadas por el forense Quirke. Novelas escritas en poco tiempo, con elegancia y pulcritud, “obras de artesanía” que han cosechado un gran éxito de público. El género negro le permite a Banville pagar la hipoteca y escribir las novelas en las que puede tardar años y que firma con su nombre real.
Los herederos de Raymond Chandler no podían haber elegido a nadie mejor que Banville/Black para revivir a Marlowe, un detective peculiar, un hombre solitario, sin apegos, sin propiedades, con una coraza de hombre duro pero con un corazón de oro, que no pretende cambiar el mundo aunque con su trabajo consigue que el mundo sea un lugar más justo, alguien capaz de ver más allá de las apariencias. Un romántico, como el propio Banville.
Recrear (con el inigualable estilo de Chandler) a Marlowe y la ciudad de Los Ángeles de la época (años 50) eran un reto, y Banville ha salido más que airoso. Desde el inicio de La rubia de ojos negros nos creemos la voz narrativa de Marlowe y nos metemos en su piel, en una nueva entrega (quizás no sea la última, según ha confesado el propio autor), en la que lo de menos es la trama y el detective se ve arrastrado en su investigación por el amor/desamor de una “mujer fatal”, mientras nos muestra a los lectores un poco de luz en este mundo de tinieblas.
En el nº 2.889 de Vida Nueva