‘El revés de la trama’, en memoria del recientemente fallecido autor estadounidense
JAVIER MORALES | Poco después de escribir para Vida Nueva (nº 2.940) la reseña de la última novela de James Salter, Todo lo que hay (Salamandra), me entero de la noticia de su muerte a los 90 años, de modo que me gustaría que estas líneas sirvieran de despedida a uno de los grandes narradores norteamericanos de las últimas décadas.
Autor de varias novelas, relatos, guiones de cine y poesía, las primeras traducciones de Salter, considerado un autor de culto en Estados Unidos, llegaron de la mano de la editorial Muchnik, El Aleph y, más recientemente, Salamandra. Precisamente fue esta editorial la que publicó en 2010 las memorias de Salter, Quemar los días. Ya el título nos da una pista de ante quien estamos.
Piloto de avión, abandonó el ejército para dedicarse a la literatura después de publicar su primera novela, The hunters, una obra de aprendizaje en la que relata las contradicciones y la sensación de fracaso de un piloto de combate. De hecho, Salter participó en la batalla de Okinawa, en la que se inspiró en parte para escribir su última novela, Todo lo que hay.
El autor de Juego y distracción siempre se miró en otro piloto-escritor, Antoine de Saint-Exupéry, lo tuvo como modelo, y en Quemar los días dedica unas páginas entrañables al autor de Tierra de hombres. “Esos serían los pasos que yo seguiría”, escribió sobre el francés. Como hombre de acción que fue, las memorias de Salter no son las del típico escritor al uso. Están llenas de vida y se leen como una novela de aventuras en la que se entremezclan sus grandes pasiones: la aviación, la literatura (su vocación de escritor y su relación con autores como Nabokov o Shaw), Europa (vivió en Francia, Alemania, Barcelona) y las mujeres.
Una pasión vital que no se transmite en su estilo, un tanto frío, pero dotado de una enorme capacidad de sugerencia, belleza y precisión lingüística. De sus narraciones, siempre exquisitas, me quedo con la novela Años luz y el libro de relatos La última noche, dos auténticas joyas que nadie debería perderse.
En el nº 2.948 de Vida Nueva.