Actas del I Congreso de Laicos (Diócesis de Orihuela-Alicante, 2011). La recensión es de Miguel Ángel Malavia
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En el corazón del mundo.
Autor: Actas del I Congreso de Laicos
Editorial: Diócesis de Orihuela-Alicante
Ciudad: Alicante
Páginas: 188
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MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Siguiendo las directrices conciliares, las Iglesias locales se marcan como uno de sus principales retos el potenciar el papel de los laicos en la misión evangelizadora. Así lo hizo, los días 12 y 13 de noviembre de 2010, la Diócesis de Orihuela-Alicante, con el que fue su I Congreso de Laicos. Pero, como todo hoy resulta efímero, nada mejor que “fotografiarlo” para la posteridad. Esto es lo que se ha hecho con el libro En el corazón del mundo, en el que se recogen las actas del encuentro.
A través de sus páginas, los lectores –potencialmente, muchos más de los 800 participantes que se dieron cita en Alicante– pueden repensar a su ritmo las propuestas ofrecidas. Desde las que surgieron de los diferentes talleres (un total de seis, partiendo de aspectos como la corresponsabilidad seglar, por la que la Iglesia es “casa y cosa de todos”) a las interesantes aportaciones de los tres ponentes: Francesc Torralba (Universidad Ramon Llull), Guzmán M. Carriquiry, subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, y Mª Teresa Compte (Universidad Pontificia de Salamanca).
Entre las principales conclusiones que recogen todo lo debatido durante la enriquecedora asamblea, destacarían la necesidad de hacer en la cultura actual, “tan plural y securalizada”, una “lectura creyente” que permita descubrir “sus luces, sombras y retos”. Así, despegándose de los prejuicios y la comodidad de un pasado de predominio, convinieron en que “las dificultades del presente son un estímulo y una oportunidad”. Y quién mejor para afrontar la Nueva Evangelización que los laicos. Con “audacia, valentía y humildad”, desde “la cercanía y el respeto, siempre y a todos”, y partiendo de una formación que permita testimoniar y razonar la propia fe, los seglares han de mantener una “presencia activa y significativa en la vida pública”. En el mundo.
Porque, “frente a la tendencia a recluirse en tareas intraeclesiales, el mundo es el campo propio en el que se desarrolla la vocación laical”. Así, desde su presencia y testimonio de frontera, les será permitido “santificar el mundo desde dentro, a modo de fermento”.
Como recordó el obispo, Rafael Palmero, en el discurso de apertura de las jornadas, “es la hora de los laicos”. Solo falta que acepten la misión a la que Jesús les llamó por el bautismo y estén “plenamente convencidos de que este cambio para mejorar es posible”. La utopía de mejorar el mundo desde el corazón del mundo es posible.
En el nº 2.754 de Vida Nueva.